(1) 1. Seres humanos, teman a su Señor ya que Él los ha creado a partir de una sola alma, su padre Adán y luego, a partir de Adán, creó a su esposa Eva, madre de ustedes. Después, esparció a través de su descendencia numerosos seres humanos, hombres y mujeres, por todos los rincones de la Tierra. Teman a Al-lah, por Quien se imploran unos a otros, como cuando dicen: “Yo te pido en el nombre de Al-lah hacer tal o cual cosa.” Por temor a Al-lah cuiden también los lazos de parentesco que los unen. Al-lah los observa: no ignora ninguno de sus actos y los retribuirá en consecuencia.
(2) 2. Tutores, devuelvan a los huérfanos (aquellos que han perdido a sus padres antes de alcanzar la mayoría de edad legal) la totalidad de sus bienes cuando alcancen la pubertad y sean aptos para administrarlos. No cambien lo lícito por lo ilícito tomando lo bueno y precioso de entre los bienes de ellos para cambiarlo por lo malo e insignificante de los bienes de ustedes. No agreguen los bienes de los huérfanos a los de ustedes, eso constituye un pecado enorme para Al-lah.
(3) 3. Si temen no poder ser equitativos al casarse con las huérfanas que estén bajo su tutela (por no poder darles la totalidad de su dote o no poder tratarlas apropiadamente), no se casen con ellas y háganlo con otras mujeres. Pueden tomar dos, tres o cuatro esposas si lo desean, pero si temen no poder ser equitativos, tomen una sola o tomen las esclavas que tengan en su posesión (cuando aún existían las esclavas, y evidenciando el cambio de estatus al convertir a una esclava en esposa). Esta aleya revelada respecto a los huérfanos propone soluciones como conformarse con una sola esposa o casarse con esclavas para evitar la injusticia y la inequidad.
(4) 4. Tienen la obligación de dar la dote antes de casarse. Si ellas les ceden una parte voluntariamente y sin condiciones, dispongan de esta como les plazca y sin preocupaciones.
(5) 5. Tutores, no restituyan sus bienes a aquellos que son incapaces de administrarlos, ya que dichos bienes son un medio de subsistencia que no hay que derrochar. Si ellos no son capaces de administrarlos, asuman ustedes la responsabilidad de hacerlo, pero vístanlos y aliméntenlos usando esos mismos bienes. Háblenles de forma amable y háganles una promesa honesta, diciéndoles, por ejemplo, que les devolverán sus bienes cuando estén mentalmente preparados y sepan administrarlos.
(6) 6. Tutores, pongan a prueba a los huérfanos al llegar a la pubertad restituyéndoles una parte de sus bienes y permitiéndoles disponer de ellos. Si los usan de manera apropiada y ustedes observan que están mentalmente preparados, restitúyanles la totalidad de sus bienes sin retener nada. No usen de sus bienes más que la parte que Al-lah les ha autorizado en caso de necesidad. No se apresten a gastar de su riqueza por temor a verlos recuperarla al llegar a su pubertad. Aquellos de ustedes que dispongan de riquezas suficientes, no utilicen nada de los bienes de los huérfanos bajo su tutela; en cuanto a los pobres, pueden utilizar una parte según sea su necesidad. Cuando les restituyan sus bienes al llegar a la pubertad, luego de haber comprobado su madurez, háganlo frente a testigos para que sus testimonios preserven los derechos de cada cual y corten de raíz cualquier posible querella. Al-lah es testigo suficiente y Él basta para hacer rendir cuentas a los siervos por sus obras.
(7) 7. Corresponde a los hombres una parte de la herencia que dejen los padres y familiares próximos, como hermanos o tíos, luego de su muerte, sea cual fuere la importancia de los bienes en cuestión. Así mismo, las mujeres tienen derecho a una parte de la herencia, contrariamente a la costumbre vigente en la época pre-islámica: las personas excluían a las mujeres y a los niños de la herencia. Esta parte constituye un derecho estipulado y legislado por Al-lah.
(8) 8. Cuando al reparto de la herencia asistan personas que no son familiares próximos, huérfanos y pobres, es recomendable darles una parte que fijarán según su criterio; en efecto, ellos esperan que se les de algo de esta riqueza que ustedes han adquirido sin ningún esfuerzo. Háblenles con amabilidad y no sean desconsiderados con ellos.
(9) 9. Aquellos que, si murieran en este momento, dejaran tras de sí niños cuyo bienestar les preocupa, deben especialmente temer a Al-lah en lo que respecta a los huérfanos que están bajo su tutela. Deben evitar ser injustos con ellos, por temor a que después de su muerte el tutor de sus hijos haga lo mismo y perjudique a sus herederos. Si se muestran justos, Al-lah asignará tutores bondadosos a sus hijos. Que se muestren también buenos con los hijos del testador al momento del testamento, dándoles consejos prudentes para no perjudicar a sus herederos después de su muerte ni privarse él mismo del bien de realizar un testamento.
(10) 10. Aquellos que se apropien de los bienes de los huérfanos de manera injusta e indebida, no hacen si no ingerir el fuego que consumirá sus entrañas; el Día de la Resurrección, ese es el Fuego que los abrasará.
(11) 11. Al-lah les ordena seguir la repartición siguiente respecto a la herencia de sus hijos: La herencia será repartida entre ellos de manera que el hijo reciba la misma parte que reciben dos hijas. Si el difunto deja hijas mujeres y ningún hijo varón, las herederas tienen derecho a dos tercios de su patrimonio. Si deja una sola hija mujer, ella tiene derecho a la mitad y cada uno de los padres del difunto tiene derecho a un sexto de la herencia. Si no tiene hijos ni otros herederos además de sus padres, su madre tiene derecho a un tercio del patrimonio y el resto corresponde a su padre. Si el difunto tiene más de dos hermanos y hermanas, sean del mismo padre y la misma madre o no, la madre tiene derecho a un sexto en calidad de heredera forzosa y el resto corresponde al padre en tanto pariente por línea paterna, mientras que los hermanos y hermanas no tienen derecho a parte alguna. Esta repartición de la herencia se efectúa después de la ejecución del testamento redactado por el difunto, a condición de que la parte legada por testamento no exceda el tercio de su patrimonio y una vez que sus deudas hayan sido saldadas. Al-lah decidió que la repartición se haga de esta forma porque ustedes no saben quién de entre sus padres o sus hijos les es más útil en este mundo y en el más allá. El difunto puede tener durante su vida una buena opinión sobre uno de sus herederos y legarle todo su patrimonio. A la inversa, puede tener una mala opinión sobre uno de sus herederos y privarlo de toda herencia. Pueden darse muchos casos más, pero quien los conoce a todos es Al-lah, a Quien nada se le escapa. Es por esta razón que ordenó repartir la herencia de esta forma e hizo de esta repartición una obligación que deben cumplir Sus siervos. Al-lah es Omnisciente, ya que nada de lo relativo a los intereses de Sus siervos se le escapa, y Él es Sabio en Sus leyes y en Su gestión.
(12) 12. Los esposos tienen derecho a la mitad de lo que dejen sus esposas si fallecen sin dejar hijos, de ese u otro matrimonio. Si tienen hijos, varones o mujeres, ustedes tienen derecho a un cuarto del patrimonio, el cual recibirán luego de que el testamento sea ejecutado y que sus deudas sean saldadas. Las esposas tienen derecho a un cuarto del patrimonio de ustedes, si no tienen hijos varones ni hijas mujeres, de ellas o de otras esposas. Si tienen hijos, varones o mujeres, ellas tienen derecho a un octavo de su patrimonio, el cual recibirán luego de que su testamento sea ejecutado y que sus deudas hayan sido saldadas. Si un hombre o una mujer mueren y no tienen padres ni hijos, pero tienen hermanos o hermanas de parte de madre, estos tienen derecho a un sexto del patrimonio en calidad de herederos forzosos. Si los hermanos o hermanas de parte de madre son más de uno, tienen derecho a un tercio del patrimonio en calidad de herederos forzosos que se repartirán en partes iguales, luego de la ejecución del testamento del difunto o la difunta y el pago de todas sus deudas, con la condición de que el testamento no comporte un perjuicio para los herederos, como cuando implica legar más de un tercio del patrimonio. El precepto estipulado en esta aleya es un pacto que Al-lah les impone y Al-lah sabe mejor que nadie lo que hace mejores a Sus siervos en este mundo y en el Más Allá. Además, Él es indulgente, ya que no se apresura en castigar al que lo desobedece.
(13) 13. Los preceptos mencionados en relación a los huérfanos y los demás preceptos, son leyes que Al-lah ha instituido para que Sus siervos las pongan en práctica. A todo aquel que obedezca a Al-lah y a Su Mensajero acatando Sus mandatos y respetando lo que Él prohíbe, Al-lah lo hará entrar en jardines donde corren ríos. Allí habitarán los virtuosos sin conocer la muerte, y esta recompensa divina es el éxito supremo.
(14) 14. A aquel que desobedezca a Al-lah y a Su Mensajero, negándose a poner en práctica Sus preceptos, descuidándolos o dudando de sus fundamentos, y traspase los límites de lo que Él ha prescrito, Al-lah lo hará entrar en el Infierno donde habitará y sufrirá un castigo humillante.
(15) 15. Si alguna de sus mujeres, casadas o solteras, cometen el pecado de fornicación (az-zina), deben atestiguar contra ellas cuatro hombres musulmanes y honestos. Si ellos atestiguan que ellas han cometido tal pecado, enciérrenlas en sus viviendas como castigo, de por vida o hasta que Al-lah les conceda una salida. Al-lah instituyó luego otro castigo: Dispuso una pena de cien azotes y un exilio de un año para el soltero y la muerte por lapidación para el casado (hombre o mujer).
(16) 16. A aquellos que cometan el pecado de fornicación, castíguenlos. Pero si renuncian a este pecado y modifican su comportamiento, dejen de amonestarlos, ya que aquel que se arrepiente es comparable a aquel que no ha cometido pecado. Al-lah acoge constantemente el arrepentimiento de aquellos de Sus siervos que se arrepienten y se muestra misericordioso con ellos. En los primeros tiempos del Islam este castigo era suficiente, pero luego fue abrogado y remplazado por los azotes y un año de exilio si el hombre es soltero y por la lapidación si el hombre es casado.
(17) 17. Al-lah acepta el arrepentimiento de aquellos que han pecado y trasgredido sus preceptos por ignorancia de consecuencias (tal es el caso para todo individuo que cometa un pecado, deliberadamente o no) y luego retorne a su Señor antes de ver la proximidad de la muerte. En estos casos, Al-lah acepta su arrepentimiento y no considera sus pecados. Al-lah conoce mejor que nadie las situaciones que atraviesan Sus siervos, y Él es Sabio en Sus juicios y en Sus leyes.
(18) 18. Al-lah no acepta el arrepentimiento de aquellos que persisten en transgredir Sus preceptos, y que solo se arrepienten cuando están ante la muerte y en ese momento dicen: “Ahora me arrepiento de los pecados que cometí.” Al-lah tampoco acepta el arrepentimiento de aquellos que mueren obstinados en su incredulidad, a estos que se empeñan en cometer pecados se les tiene preparado un castigo doloroso.
(19) 19. Ustedes que creen en Al-lah y siguen a Su Mensajero, no les está permitido heredar mujeres de sus padres como heredan de su patrimonio, ni disponer de ellas obligándolas a casarse o impidiéndoles que se casen nuevamente. Tampoco les está permitido seguir unidos a una esposa que desprecian con el objetivo de perjudicarla y que ella les ceda una parte de aquello que ustedes le dieron como dote o en otro concepto, a menos que haya cometido un pecado comprobado, como por ejemplo adulterio. En este caso particular, les está permitido exigirles que les devuelvan aquello que ustedes les habían dado. Sean una compañía agradable para sus esposas, no las perjudiquen y sean bondadosos con ellas. Si algo de ellas les llegara a disgustar por razones que son de este mundo terrenal, sean pacientes con ellas, tal vez Al-lah deposite en ese rasgo que les disgusta un bien inmenso en esta vida y en el Más Allá.
(20) 20. Si han dado a la mujer de la que planean divorciarse una dote importante, no les está permitido tomar una parte de ella, ya que hacerlo representa una clara hipocresía y un pecado manifiesto.
(21) 21. ¿Cómo podrías pretender recuperar la dote que le diste luego de haber cohabitado, el afecto y la alegría que sintieron, y los secretos compartidos? Codiciar los bienes que ellas poseen, después de todo esto, es condenable y execrable, sabiendo que han celebrado con ustedes un acuerdo solemne a través del contrato matrimonial en el nombre de Al-lah.
(22) 22. No deben contraer matrimonio con las mujeres que sus padres han desposado porque eso es ilícito. Sin embargo, no se los reprochará por matrimonios celebrados antes del Islam. El hecho de que los hijos desposen a las mujeres de sus padres es aborrecible y los hace incurrir en la ira de Al-lah. Esta práctica es inmoral.
(23) 23. Al-lah declaró ilícito desposar a sus madres y ascendentes, es decir, la madre y la abuela por parte de madre o de padre; sus hijas y descendientes, es decir, la hija y la nieta; los nietos y las nietas así como sus descendientes, sus hermanas de parte de padre o de madre; sus tías por parte de padre y de madre así como sus ascendientes, sus sobrinas y sus descendientes; sus madres de leche; sus hermanas de leche; las madres de sus esposas, ya sea que el matrimonio se haya consumado o no; las hijas que sus esposas hayan tenido con esposos anteriores y que hayan sido criadas en sus hogares, e incluso si ellas no fueron criadas en sus hogares pero consumaron el matrimonio con sus madres, pero si el matrimonio no fue consumado, no hay falta en desposarlas. Al-lah declaró ilícito también contraer matrimonio con las esposas de sus hijos biológicos, incluso si el matrimonio no fue consumado. Este precepto incluye también a las esposas de sus hijos de leche. Al-lah también ha declarado ilícito desposar a dos hermanas biológicas o de leche simultáneamente, pero no les reprochará por matrimonios contraídos durante época preislámica, y que Al-lah los perdone. Al-lah es perdonador con Sus siervos que se arrepienten y se muestra misericordioso con ellos. Está establecido en la Sunna que también es ilícito casarse con una mujer y con su tía paterna o materna simultáneamente.
(24) 24. Al-lah ha declarado ilícito para ustedes contraer matrimonio con mujeres casadas. Al-lah les impone esta obligación y les permite desposar a cualquier otra mujer buscando preservar su castidad de manera lícita y no cometer el pecado de fornicación. A sus esposas, denles la dote que Al-lah les exige darles, y no se les reprochará por acuerdos posteriores a la determinación de la dote, como cuando el esposo decide entregar más de lo que corresponde o la esposa renuncia a una parte de la dote. Al-lah conoce mejor que nadie a Sus siervos y no ignora nada de lo que hacen. Es también sabio en Su gestión y en Sus preceptos.
(25) 25. Oh hombres, a aquel de ustedes que no pueda casarse con una mujer libre por poseer recursos limitados, le está permitido contraer matrimonio con una esclava, si ella es creyente. Al-lah conoce la realidad de su fe y lo que ustedes sienten en lo más profundo de ustedes mismos. Estas mujeres y ustedes son iguales en su condición religiosa y humana, que no les disguste la idea de casarse con ellas. Despósenlas con la aprobación de sus propietarios y entréguenles la totalidad de la dote que corresponda sin demoras. Esto concierne al caso en que estas mujeres sean castas y no sean culpables de fornicación manifiesta ni de relaciones secretas como amantes. Si ellas se casan y cometen el pecado de fornicación, su castigo será la mitad del castigo correspondiente a una mujer libre: cincuenta azotes. Al-lah perdona a aquellos de Sus siervos que se arrepienten y se muestra misericordioso con ellos. Una de las expresiones de Su misericordia es haberles permitido casarse con una esclava cuando no poseen los medios suficientes para casarse con una mujer libre y temen no poder abstenerse de cometer el pecado de la fornicación.
(26) 26. Al entregarles estos preceptos, Al-lah quiere hacer explícitos los puntos más importantes de Sus leyes y Su religión, y señalarles aquello que es conveniente para ustedes en este mundo y en el Más Allá. Quiere, además, orientarlos hacia las prácticas que seguían los profetas anteriores en materia de lo lícito e ilícito, y hacia las nobles cualidades que ellos poseían, así como sus loables costumbres para que los imiten. Al-lah sabe mejor que nadie lo que conviene a Sus siervos y les prescribe leyes que los ayudan a superarse. Él es Sabio en Sus preceptos y Su gestión de sus asuntos.
(27) 27. Al-lah quiere acoger su arrepentimiento y borrar sus faltas, mientras que aquellos que corren detrás de los placeres quieren que se aparten del camino recto.
(28) 28. Al-lah quiere aligerar lo que les ha prescrito y no les asigna cargas que ustedes no sean capaces de soportar, ya que Él conoce la debilidad física y moral del ser humano.
(29) 29. Ustedes que creen en Al-lah y siguen a Su Mensajero, no se apropien injustamente de los bienes de otros cometiendo robo y corrupción. Constituye una excepción cuando los bienes son intercambiados en una transacción consentida por ambas partes. En este caso, les está permitido usar y disponer de sus ganancias. No se maten entre ustedes, no se suiciden y no busquen su propia ruina. Al-lah es misericordioso con ustedes, y una de las expresiones de Su misericordia es que les declarado ilícito el hecho de tomar la vida, los bienes y el honor de otros.
(30) 30. Aquel que cometa un acto que le he prohibido, como apropiarse de los bienes de otros, atacarlos, asesinarlos, etc., con plena conciencia y sin ignorar la gravedad del pecado, Al-lah lo castigará con el fuego el Día de la Resurrección. Esto es fácil para Al-lah ya que Él es omnipotente y nada Le es imposible.
(31) 31. Oh creyentes, si se abstienen de cometer pecados capitales como idolatrar falsos ídolos, maltratar a los padres, matar una persona o practicar la usura, no tendremos en cuenta los pecados menores: los borraremos y luego los haremos entrar al Paraíso.
(32) 32. Creyentes, no codicien aquello que Al-lah ha dado como favor a algunos de ustedes y no a otros, para que ello no los conduzca a la ingratitud, la frustración y a la envidia. Por ello no es propio del creyente envidiar lo que Al-lah ha dispuesto para el otro sexo, ya que Al-lah ha dispuesto leyes y recomendaciones específicas para cada uno. Pidan a Al-lah que los favorezca con más de Sus dones. Al-lah es Omnisciente y asigna a cada sexo la realización de acciones que le son propias.
(33) 33. A cada uno hemos asignado una descendencia por línea paterna que hereda lo que los padres y los familiares dejan como herencia. A aquellos con quienes han celebrado pactos de alianza y ayuda mutua, denles una parte de la herencia. Al-lah es testigo de todo, incluidos sus juramentos y pactos de la índole que aquí se trata. La herencia por juramento estaba en vigor en los primeros tiempos del Islam y fue abrogada más tarde.
(34) 34. Los hombres deben cuidar a las mujeres y ocuparse de sus asuntos porque así lo ha establecido Al-lah. Así se establece la responsabilidad que deben asumir los esposos de mantener el hogar en beneficio de sus esposas. Las mujeres piadosas obedecen a su Señor así como a sus esposos, y cuidan las posesiones de sus esposos en su ausencia. En cuanto a aquellas de las cuales teman maltrato, comiencen por recordarles sus obligaciones y hacerles temer las consecuencias de sus actos. Si no cambian de actitud, abandónenlas en el lecho matrimonial dándoles la espalda y suspendiendo las relaciones íntimas con ellas. Si persisten en su actitud, tomen distancia sin perjuicio. Pero si ellas dejan de maltratarlos, no sean injustos y no les reclamen. Al-lah está por encima de todo y es grande en Su ser y Sus atributos, así que sean temerosos de Él.
(35) 35. Tutores del esposo y de la esposa, si temen que las desavenencias entre ellos se transformen en hostilidad y animosidad, envíen un hombre honesto de la familia del esposo y un hombre honesto de la familia de la esposa a fin de decidir su separación, siendo preferible la reconciliación. Si los dos árbitros consiguen la reconciliación y utilizan los medios más efectivos para obtenerla, Al-lah facilitará a los dos esposos la reconciliación y sus desavenencias desaparecerán. Nada de lo que se refiere a Sus siervos escapa a Al-lah y Él conoce aquello que está oculto en lo más profundo de sus corazones.
(36) 36. Adoren únicamente a Al-lah sometiéndose a Él y no adoren falsos ídolos. Sean bondadosos con sus padres honrándolos y siendo buenos con ellos. Sean bondadosos con sus familiares, con los huérfanos y los pobres. Sean bondadosos con el vecino al cual los une un lazo de parentesco y también con el vecino del barrio. Sean bondadosos con el compañero de viaje y con el viajero extranjero sin recursos. Sean bondadosos con los esclavos. Al-lah no ama a aquel es engreído, arrogante con Sus siervos y que se vanagloria con altivez.
(37) 37. Al-lah no ama a aquellos que se niegan a compartir aquello con lo que Él los ha provisto, que ordenan a otros el mismo comportamiento y que ocultan el favor que Al-lah les ha otorgado, como el sustento, el conocimiento u otro. No muestran a la gente la verdad, sino que la ocultan en beneficio de lo falso. Sin embargo, estas características son propias de los incrédulos y hemos preparado para ellos un castigo humillante.
(38) 38. También hemos preparado un castigo para aquellos que dan caridad con el fin de que las personas los vean y los elogien, mientras que no creen en Al-lah ni en el Día de la Resurrección. A ellos les hemos preparado este castigo humillante, siendo su alianza con Satán lo que los ha extraviado. Quien tenga a Satán como compañero, qué mal amigo ha elegido.
(39) 39. ¿Qué perjuicio habrían sufrido estas personas si hubieran creído sinceramente en Al-lah y el Día de la Resurrección y hubieran dado caridad con sus bienes de forma sincera por Al-lah? Solo habrían encontrado recompensas; Al-lah los conoce perfectamente. Nada se Le escapa y Él retribuirá a cada uno por sus obras.
(40) 40. Al-lah es justo y no comete ninguna injusticia con Sus siervos. Él no disminuye ni siquiera en una ínfima partícula el mérito de sus buenas obras, y no añade nada sus malas acciones. Si una buena obra no pesa más que el equivalente al peso de una pequeña hormiga, Él, con Su favor, multiplica la recompensa merecida y asigna una inmensa recompensa en cada buena obra.
(41) 41. ¿Qué ocurrirá el Día de la Resurrección cuando convoquemos a un profeta de cada pueblo para que testifique contra ese mismo pueblo, y te convoquemos a ti, Mensajero, para que testifiques contra el tuyo?
(42) 42. Ese día terrible, aquellos que no creyeron en Al-lah y desobedecieron a Su Mensajero desearán volverse polvo y desaparecer con la tierra. No podrán ocultar a Al-lah nada de lo que hicieron, ya que Él sellará sus bocas y no podrán pronunciar palabra, y Él autorizará a los otros miembros de sus cuerpos a testificar contra ellos por las acciones que cometieron.
(43) 43. Ustedes que creen en Al-lah y siguen a Su Mensajero, no hagan la oración en estado de ebriedad, esperen hasta estar lúcidos nuevamente y sepan lo que dicen. Esta afirmación fue válida durante algún tiempo, hasta que se prohibieron completamente todos los embriagantes. No hagan la oración en estado de impureza mayor y no entren a la mezquita en ese estado, a menos que solo estén pasando por allí, antes de realizar el baño ritual. Si sufren una enfermedad por la cual no pueden mojarse, o están de viaje, o acaban de hacer sus necesidades o de tener relaciones íntimas y no encuentran agua, recurran a la tierra pura para realizar la purificación ritual (taiammum) en el rostro y las manos. Al-lah no es severo con sus faltas y los perdona.
(44) 44. Mensajero, ¿no has oído acerca de la gente del libro, a quienes Al-lah dio una parte del conocimiento de la Torá, pero cambiaron la guía por el extravío? Creyentes, ¡ellos buscan apartarlos del camino recto que el Profeta les ha indicado, a fin de llevarlos por la vía tortuosa!
(45) 45. Creyentes, Al-lah conoce mejor que ustedes a sus enemigos. Él los ha evidenciado para ustedes. Al-lah es aliado suficiente para preservarlos del mal que ellos quieran causarles. Él les basta como protector de sus intrigas y ataques y es Él Quien les concede la victoria sobre ellos.
(46) 46. Entre los judíos hay gente que cambia las palabras reveladas por Al-lah y las interpreta de manera diferente a lo que Al-lah reveló. Cuando el Mensajero les ordena algo, ellos dicen: ¡Hemos escuchado tus palabras y desobedecemos tu orden! Dicen también en un tono socarrón: Escucha lo que decimos sin escuchar. Al decirle « ra’ina », se entiende en principio que quieren decir: “Danos tu atención,” pero en realidad hacen un juego de palabras basado en la similitud con el vocablo para “frivolidad” (ru’unah) y en este juego pretenden voluntariamente invocar a Al-lah en contra del Profeta. Habría sido mejor para ellos decir: “Hemos escuchado tus palabras y obedecemos tu orden” en lugar de decir “hemos escuchado tus palabras y desobedecemos tu orden”, decir “escucha” en lugar de decir “escuchamos sin escuchar”, decir “ten paciencia con nosotros hasta que entendamos lo que dices” en lugar de decir « ra’ina ». Eso habría sido mejor para ellos y más justo, ya que las segundas fórmulas cumplen con la obligación de cortesía que se debe respetar en presencia del Profeta. Al-lah los ha excluido de Su misericordia a causa de su incredulidad.
(47) 47. Ustedes que recibieron el Libro, judíos y cristianos, crean en lo que hemos revelado a Mujámmad r, que reafirma la Torá y el Evangelio que ustedes poseen, antes de que los rasgos de su identidad sean borrados, y antes de que los excluyamos de la misericordia de Al-lah como lo hemos hecho con la gente del sábado, que nos desobedeció pecando un sábado, aunque se lo habíamos prohibido. A modo de castigo por esta desobediencia, Al-lah los convirtió en monos. Las órdenes y los decretos de Al-lah deben ser ejecutados irremediablemente.
(48) 48. Al-lah no perdona que adoremos falsos ídolos. Él borra, si así lo desea, por Su favor, cualquier pecado menos el politeísmo y la incredulidad; o bien, con justicia, Él castiga a quien Él quiere por sus pecados. Quien adore falsos ídolos comete un pecado terrible y no será perdonado si muere sin arrepentirse.
(49) 49. Mensajero, ¿no conoces el caso de esos que se elogian a sí mismos y a sus obras? Cuando en realidad es Al-lah quien elogia a quienes Él elige entre Sus siervos y los declara puros, ya que Él conoce lo que encierran sus corazones. Nada faltará en la recompensa por sus obras, ni siquiera la más mínima parte.
(50) 50. Mensajero, ¡observa cómo inventan mentiras sobre Al-lah y se elogian a sí mismos! Este es un pecado manifiesto y prueba clara de su extravío.
(51) 51. Mensajero, ¿no conoces el caso de los judíos a quienes Al-lah dio una parte del conocimiento? ¿No te asombra que crean en falsos ídolos y digan de los politeístas: “Ellos están mejor guiados por el camino recto que los creyentes”?
(52) 52. Aquellos que detentan estas creencias corrompidas son aquellos que Al-lah excluyó de Su misericordia. Para aquel que Al-lah ha maldecido, no encontrarás auxiliador que pueda asistirlo.
(53) 53. No poseen soberanía alguna, y si poseyeran alguna, no darían nada a nadie, ni siquiera una parte tan mínima como el hueso de un dátil.
(54) 54. ¿Por qué los envidian si en el pasado hemos otorgado el Libro Revelado a la descendencia de Abraham u, hicimos descender sobre ellos otras revelaciones y les concedimos hegemonía?
(55) 55. Entre la Gente del Libro, algunos creyeron en lo que Al-lah reveló a Abraham u y a los otros Profetas en su descendencia, y otros por el contrario, se negaron a creer. Tal es su posición respecto a lo que fue revelado al profeta Mujámmad r. El Fuego es el castigo que reciben aquellos que no creen.
(56) 56. A aquellos que rechacen las aleyas, los envolveremos en un Fuego el Día de la Resurrección, y cada vez que su piel se consuma, la cambiaremos por una piel nueva para que así el castigo continúe. Al-lah es Poderoso y nadie se Le opone. Él manifiesta Su Sabiduría en Su gestión del mundo y Sus decretos.
(57) 57. A aquellos que creen en Al-lah, siguen a Sus mensajeros y realizan actos de obediencia a Al-lah, los haremos entrar, el Día de la Resurrección, en Jardines por los que corren ríos, donde habitarán eternamente. Tendrán en estos jardines esposas inmaculadas y los haremos descansar bajo una sombra espesa, donde no sentirán frío ni calor.
(58) 58. Al-lah les ordena restituir a su propietario todo aquello que les haya sido confiado, y les ordena que cuando juzguen entre las personas lo hagan con sentencias imparciales y justas. ¡Qué buen recordatorio y qué bella recomendación les hace Al-lah en todo lo que les concierne! Al-lah escucha sus palabras y ve sus actos.
(59) 59. Ustedes que creen en Al-lah y siguen a Su Mensajero, obedezcan a Al-lah y a Su Mensajero acatando lo que Él ordena y absteniéndose de lo que Él prohíbe. Obedezcan a sus líderes, siempre y cuando no les ordenen cometer un pecado; si tienen un desacuerdo respecto a algo, sométanlo al Libro de Al-lah y a la Sunna de Su Profeta, si creen en Al-lah y el Último Día. Es recomendable recurrir al Corán y a la Sunna antes que prolongar la disputa y buscar resolver el problema emitiendo opiniones personales. Es la solución más eficaz en caso de desacuerdo.
(60) 60. Mensajero, ¿no ves la contradicción en la que han caído los hipócritas judíos, que mienten cuando pretenden que creen en lo que te ha sido revelado y en lo que ha sido revelado a los mensajeros que te precedieron? Quieren recurrir, para zanjar sus desacuerdos, a leyes que no son las de Al-lah, leyes instituidas por los hombres, cuando se les ordenó rechazarlas. Satán desea apartarlos lejos de la verdad, de manera que no puedan regresar al buen camino.
(61) 61. Cuando se les dice a estos hipócritas: “Vengan a las enseñanzas que Al-lah ha revelado en Su Libro y recurran a Su Mensajero para que él zanje sus disputas,” los ves apartarse de ti y buscar otros jueces.
(62) 62. ¿Qué será de los hipócritas cuando sufran desgracias a causa de los pecados que han cometido y luego lleguen ante a ti, Mensajero, para excusarse? Ellos tomarán a Al-lah como testigo y dirán: Nosotros solamente queríamos hacer el bien y reconciliar a los litigantes recurriendo al juicio de otras personas. Sin embargo, mienten al decir eso, ya que actuar bien consiste en aplicar las leyes de Al-lah.
(63) 63. Al-lah está al tanto de su hipocresía y de las malas intenciones que habitan sus corazones. Déjalos, Mensajero, apártate de ellos, exponles el juicio de Al-lah usando la elocuencia y la advertencia, diles palabras que los marquen en lo más profundo de sus almas.
(64) 64. Hemos enviado a los mensajeros con la única finalidad de que sean obedecidos por las personas cuando les trasmitan la voluntad y el decreto de Al-lah. Si tan solo se presentaran ante ti mientras vivas, Mensajero, para reconocer sus faltas, arrepentirse e implorar el perdón de Al-lah… Si tú hubieras implorado para ellos el perdón de Al-lah, habrían visto que Al-lah acoge su arrepentimiento y se muestra misericordioso con ellos.
(65) 65. Los hipócritas no hacen más que mentir. Luego, Al-lah jura por Sí mismo que no creerán verdaderamente hasta que no recurran al Profeta para juzgar todas las disputas, que no estarán satisfechos con su juicio y serán reticentes y suspicaces al respecto.
(66) 66, 67, 68. Si les hubiéramos impuesto el matarse unos a otros o expulsarse unos a otros de sus hogares, solo un pequeño grupo de ellos habrían obedecido. Que agradezcan a Al-lah por no atribuirles cargas penosas; si hubieran obedecido a Al-lah conforme a lo que se les ha ordenado, habría sido mejor para ellos que la desobediencia y habría reafirmado su fe. Les habríamos dado una inmensa recompensa y les habríamos facilitado el acceso al camino que conduce a Al‑lah y Su Paraíso.
(67) 66, 67, 68. Si les hubiéramos impuesto el matarse unos a otros o expulsarse unos a otros de sus hogares, solo un pequeño grupo de ellos habrían obedecido. Que agradezcan a Al-lah por no atribuirles cargas penosas; si hubieran obedecido a Al-lah conforme a lo que se les ha ordenado, habría sido mejor para ellos que la desobediencia y habría reafirmado su fe. Les habríamos dado una inmensa recompensa y les habríamos facilitado el acceso al camino que conduce a Al‑lah y Su Paraíso.
(68) 66, 67, 68. Si les hubiéramos impuesto el matarse unos a otros o expulsarse unos a otros de sus hogares, solo un pequeño grupo de ellos habrían obedecido. Que agradezcan a Al-lah por no atribuirles cargas penosas; si hubieran obedecido a Al-lah conforme a lo que se les ha ordenado, habría sido mejor para ellos que la desobediencia y habría reafirmado su fe. Les habríamos dado una inmensa recompensa y les habríamos facilitado el acceso al camino que conduce a Al‑lah y Su Paraíso.
(69) 69. Aquel que obedezca a Al-lah y al Mensajero estará con aquellos a quienes Al‑lah abrió las puertas del Paraíso, como los profetas, los veraces (aquellos que dieron total crédito al mensaje de los profetas y lo pusieron en práctica), los mártires que murieron dando testimonio de su fe, así como los virtuosos en su fuero interno y en su exterior y que realizaron, en consecuencia, obras virtuosas. No podemos imaginar mejor compañía en el Paraíso.
(70) 70. Esta recompensa es un favor de Al-lah que Él concede a Sus siervos. Al-lah es el que mejor conoce sus circunstancias y no necesita la ayuda de nadie para ello. Él retribuirá a cada uno según sus obras.
(71) 71. Ustedes que creen en Al-lah y siguen a Su Mensajero, cuídense de sus enemigos tomando las medidas necesarias. Salgan en grupos o todos juntos, elegirán en cada caso la configuración más eficaz para ustedes y más desfavorable para sus enemigos.
(72) 72. Musulmanes, hay entre ustedes personas que, por cobardía, se resisten a combatir y arrastran a otros al mismo camino. Se trata de los hipócritas y de aquellos cuya fe es débil. Si ustedes mueren o son vencidos, alguno de ellos dirá para expresar su satisfacción de haber escapado a la muerte o a la derrota: Al-lah me concedió el favor de no haber combatido con ellos y me salvó de sufrir lo que ellos sufrieron.
(73) 73. Musulmanes, si Al-lah les concede la gracia de una victoria o de un botín, ese mismo que se había rezagado actuará como si no fuera parte de su facción ni estuviera unido a ustedes por un lazo de afecto o amistad. Dirá así: “Si hubiera estado con ellos, habría obtenido una parte de las enormes ganancias que ellos obtuvieron.”
(74) 74. Que los creyentes sinceros, aquellos que de buen grado cambian la vida mundanal por la vida eterna, luchen por la causa de Al-lah para que Su palabra sea la más elevada. Aquel que combate por la causa de Al-lah para que Su palabra se eleve, y muere como mártir o triunfa sobre su enemigo, Al-lah le concederá una recompensa inmensa: el Paraíso.
(75) 75. Creyentes, ¿cuál es el obstáculo que les impide combatir por la causa de Al‑lah para elevar Su palabra a lo más alto e ir en auxilio de los débiles? Mujeres y niños que imploran a Al-lah diciendo: “¡Oh, Señor, haznos salir de La Meca! Sus habitantes se comportan injustamente adorando falsos ídolos y persiguiendo a los siervos de Al-lah. Envíanos a aquel que tomará las riendas y nos socorrerá alejando los males que nos agobian.”
(76) 76. Los creyentes sinceros combaten por la causa de Al-lah a fin de elevar Su palabra a lo más alto, mientras que los incrédulos combaten por la causa de sus divinidades. Combatan a los asistentes de Satán: si los combaten, los vencerán, ya que las artimañas de Satán son ineficaces y no perjudican a aquellos que se encomiendan a Al-lah.
(77) 77. Mensajero, ¿no conoces el caso de algunos de tus compañeros, quienes pidieron ir al combate por Al-lah? Se les dijo: “Absténganse de combatir; realicen la oración y den caridad.” Esto sucedió antes de que el yihad en defensa fuera declarado obligatorio. Pero después de la Hégira, cuando el Islam conformó un Estado fuerte en Medina, el combate para defenderse de las agresiones fue declarado obligatorio. Esta obligación resultó terrible para algunos, que comenzaron a temer a otros hombres tanto como temían a Al-lah o más. Estos dijeron: “Señor, ¿por qué nos impones combatir? ¿Por qué no postergarlo un tiempo para que podamos disfrutar de la vida terrenal?” Mensajero, diles: “No importa cuánto dure, el goce de este mundo es insignificante y efímero mientras que el más allá, con sus deleites eternos, es mucho mejor para aquellos que temen a Al-lah.” No descontaremos ninguna de las obras piadosas que hayan realizado, ni siquiera las más pequeñas.
(78) 78. Donde sea que estén, la muerte los alcanzará cuando llegue su hora, de nada les servirá refugiarse en torres fortificadas lejos del campo de batalla. Cuando los hipócritas obtienen una descendencia prolífica y pueden gozar de abundante sustento, dicen: “Esto proviene de Al-lah.” Pero si no tienen la descendencia y el sustento que anhelan, señalan al Profeta como la causa de su desgracia y dicen: “Esta mala suerte es tu culpa.” Mensajero, respóndeles: “Toda fortuna y toda desgracia provienen de la decisión y el Decreto de Al‑lah”. ¿Qué los lleva entonces a proferir tales palabras? ¿No comprenden nada de lo que dices?
(79) 79. Hijo de Adán, lo que obtienes como sustento y descendencia, los cuales te regocijan, provienen de Al-lah y es Él quien te ha concedido el favor. El mal que aflija a tu descendencia o que disminuya tu sustento proviene de ti mismo, a causa de los pecados que has cometido. Profeta, te hemos enviado a todos los hombres como Mensajero de parte de Al-lah, a fin de transmitirles el Mensaje de Tu Señor. Al-lah es suficiente testigo de la veracidad del mensaje que Él te trasmite. Te ha enviado con las pruebas evidentes que presentas a los hombres.
(80) 80. Aquel que obedece al Mensajero acatando lo que él ordena y desistiendo de lo que él prohíbe, obedece sin duda a Al-lah. En cuanto a aquel que se niega a obedecerte, no estés triste por él, ya que no te hemos enviado como guardián responsable de responder por las obras de los hombres. Solo Nosotros registramos los actos de los hombres y les pedimos rendición de cuentas.
(81) 81. Los hipócritas te dicen: “Obedecemos tu mandato y a él nos ajustamos.” Pero apenas se alejan de ti, algunos de ellos se reúnen secretamente tramando planes contrarios a lo que te han dicho. Sin embargo, Al-lah sabe lo que traman y los retribuirá por esa confabulación. No te preocupes por ellos, ya que no te perjudicarán en lo más mínimo; somete tus asuntos a Al-lah y descansa en Él. Al-lah es suficiente como Protector al cual encomendarse.
(82) 82. ¿Por qué estas personas no meditan en el Corán y lo estudian? Verían entonces que no contiene contradicciones ni incoherencias, y constatarían su veracidad. Si no proviniera de Al-lah, encontrarían incoherencias en sus sentencias y contradicciones en sus aleyas.
(83) 83. Cuando a estos hipócritas les llega una noticia inquietante o alarmante para los creyentes, la divulgan y la propagan. Si fueran discretos y consultaran al Mensajero de Al-lah así como a las personas prudentes, sabias y pródigas en consejo, estos últimos habrían sabido qué actitud convenía adoptar respecto a estas noticias: divulgarlas o callarlas. Creyentes, si no fuera por la gracia que Al-lah les concedió a través del Islam y la misericordia que les ha mostrado a través del Corán, salvándolos así de la prueba impuesta a los hipócritas, habrían seguido a Satán, a excepción de un pequeño número entre ustedes.
(84) 84. Mensajero, lucha por la causa de Al-lah a fin de elevar a lo más alto Su palabra, no serás cuestionado acerca de los otros ya que no eres responsable por nadie. No obstante, inspira a los creyentes a luchar; tal vez, con tu mediación, Al-lah ponga un freno a las fuerzas de los incrédulos. La fuerza de Al-lah es mayor y Su castigo más aterrador.
(85) 85. Aquel que procure hacer el bien al prójimo tendrá una parte de la recompensa, mientras que aquel que busque hacer daño al prójimo tendrá una parte del pecado. Al-lah es testigo de todo lo que hace el ser humano y lo retribuirá en consecuencia. Por lo tanto, cualquiera de ustedes que cause un bien tendrá una parte de él, y cualquiera que provoque un mal será alcanzado por una parte de este mal.
(86) 86. Cuando alguien los salude, respondan con un saludo mejor, o al menos, con el mismo. La primera opción es, no obstante, la mejor. Al-lah toma nota de lo que hacen y retribuirá a cada uno según sus obras.
(87) 87. No existe otra divinidad que merezca ser adorada fuera de Al-lah. Él reunirá a las antiguas generaciones y a las más recientes el Día de la Resurrección, un día sobre el cual no existe duda alguna.
(88) 88. ¿Cómo puede ser, creyentes, que se hayan dividido en dos bandos respecto a la actitud que conviene adoptar con los hipócritas? Un grupo considera que hay que combatirlos por su incredulidad y el otro considera que es mejor abstenerse de combatirlos a causa de su fe. No tienen por qué disputarse por su causa, ya que Al-lah los condujo a la incredulidad y al extravío por sus acciones. ¿Acaso quieren guiar a aquellos a quienes Al-lah ha alejado del acceso a la verdad? A aquel que Al-lah extravíe, no podrás regresarlo al camino de la guía.
(89) 89. Los hipócritas desean que ustedes rechacen la Revelación tal como ellos lo han hecho, a fin de que los igualen en la incredulidad. No hagan de ellos sus aliados, por su hostilidad, hasta que emigren por Al-lah y dejen la ciudad de la incredulidad por la ciudad del Islam como signo de su fe. Si se vuelven abiertamente hostiles y los amenazan, aprésenlos y ajustícienlos donde sea que los encuentren, y no se alíen con ellos para buscar apoyo o socorro para enfrentar a sus enemigos.
(90) 90. A excepción de aquellos con quienes ustedes tengan un pacto de no agresión, o aquellos que no desean combatirlos ni combatir a los suyos. Si Al-lah lo hubiese querido, les habría dado la hegemonía y ellos los habrían combatido. Acepten esta tregua que Al-lah les ofrece y no se enfrenten a ellos, ni los ajusticien ni capturen. Si ellos los dejan tranquilos y no los combaten y proponen la paz, sepan que Al-lah no los autoriza a agredirlos.
(91) 91. Creyentes, hallarán otros hipócritas que les hacen creer que son creyentes para procurarse seguridad, y hacen creer a sus semejantes que son incrédulos por la misma razón. Cada vez que se los invita a descreer de Al-lah y adorar falsos ídolos, se hunden en la incredulidad y el politeísmo. A estos, si no cesan de combatirlos, no se inclinan por la paz y no cesan en sus hostilidades, aprésenlos y ajustícienlos allí donde los encuentren. En lo que se refiere a aquellos que responden a esta descripción, les hemos dado un argumento evidente demostrando que son traidores y peligrosos.
(92) 92. Un creyente no debe jamás matar a otro creyente, a menos que sea por error. En el caso de un homicidio involuntario, la expiación consistirá en liberar un esclavo creyente. Además, los familiares del autor del homicidio (es decir, aquellos que lo heredan) deben pagar el precio de sangre (ad-diah) a los herederos de la víctima, a menos que estos renuncien a ello. Si la víctima es creyente, pero pertenece a un grupo enemigo, la persona que lo ha matado debe liberar a un esclavo creyente, pero no le corresponde pagar el precio de sangre. Si la víctima no es creyente, pero pertenece a un grupo con el cual ustedes tienen un pacto de no agresión, como las minorías protegidas de otras religiones (ahlu dh-dhimmah), los familiares del autor del homicidio deben pagar el precio de sangre a los herederos de la víctima. El homicida debe también liberar un esclavo para expiar su culpa. Si no encuentra esclavo a quien liberar o no tiene los medios para pagar su libertad, debe ayunar dos meses consecutivos para mostrar a Al-lah su arrepentimiento. Al-lah conoce perfectamente los actos de sus siervos y sus intenciones. Él es sabio en Sus preceptos.
(93) 93. Aquel que mate deliberadamente y sin razón válida a otro creyente será condenado al Infierno y allí habitará eternamente. La ira divina se abatirá sobre él, Al-lah lo excluirá de Su misericordia y le reservará un castigo doloroso por este inmenso pecado.
(94) 94. Ustedes que creen en Al-lah y siguen a Su Mensajero, cuando partan al combate por la causa de Al-lah, estén seguros de la identidad de sus adversarios y no pongan en duda la palabra de aquellos que se presenten ante ustedes como musulmanes, diciéndoles: “Ustedes no son creyentes.” Es el temor por sus vidas y sus bienes que los hace actuar así. No nieguen su identidad de musulmanes con el solo fin de obtener viles goces mundanos. Es junto a Al-lah que encontraremos la recompensa más preciada y más abundante. Por otra parte, ustedes se encontraban antes en la misma situación que este hombre que oculta su fe a los suyos, y Al-lah les concedió como favor el Islam que hizo de sus vidas algo sagrado. Asegúrense entonces de que aquel a quien combaten sea verdaderamente un enemigo, ya que ninguno de sus actos, ni siquiera el más simple, escapa a Al-lah, y Él los retribuirá en consecuencia.
(95) 95. Esta aleya establece una distinción entre los creyentes que luchan por la causa de Al-lah, ofreciendo sus bienes y sus propias personas, y aquellos que no toman parte en esta lucha sin una razón válida. Al-lah ha elevado de rango a aquellos que luchan por la causa de Al-lah ofreciendo sus bienes y sus propias vidas en comparación a aquellos que se quedan al margen. Respecto a aquellos que se quedan al margen por una razón válida, recibirán la recompensa que merecen, pero Al-lah favorecerá a aquellos que se comprometieron con la lucha dándoles una recompensa inmensa.
(96) 96. Los que luchan y se esfuerzan tendrán un rango más elevado y, además, recibirán el perdón de Al-lah por sus pecados y Su misericordia. Al-lah es Indulgente y Misericordioso con Sus siervos.
(97) 97. Aquellos que se perjudiquen a sí mismos, negándose a emigrar hacia la tierra del Islam, obtendrán los reproches de los ángeles al momento de su muerte. Estos les preguntarán: “¿Cuál era su situación? ¿De qué forma se diferenciaron de los politeístas?” Los primeros responderán, buscando excusas: “Éramos débiles y no teníamos medios para defendernos.” Los ángeles les lanzarán otro reproche: “¿La tierra de Al-lah no era lo suficientemente extensa para emigrar?” Será el Infierno su morada permanente, un lugar muy poco envidiable.
(98) 98, 99. Esta advertencia no se aplica para las poblaciones más frágiles (hombres, mujeres o niños) que no dispongan de fuerza suficiente para alejar la injusticia y la persecución, ni los medios necesarios para escapar de esta persecución. Tal vez Al-lah los perdone con Su misericordia y Su clemencia. Al-lah perdona a Sus siervos que se arrepienten y borra sus pecados.
(99) 98, 99. Esta advertencia no se aplica para las poblaciones más frágiles (hombres, mujeres o niños) que no dispongan de fuerza suficiente para alejar la injusticia y la persecución, ni los medios necesarios para escapar de esta persecución. Tal vez Al-lah los perdone con Su misericordia y Su clemencia. Al-lah perdona a Sus siervos que se arrepienten y borra sus pecados.
(100) 100. Aquel que emigre a la tierra del Islam buscando la complacencia de Al-lah encontrará numerosos lugares donde refugiarse. Recobrará su dignidad y gozará de un sustento abundante. Si deja su hogar con este objetivo y encuentra la muerte en el camino, su recompensa es plenamente merecida a los ojos de Al-lah, y el hecho de no haber llegado a destino en nada la disminuye. Al-lah perdona a Sus siervos que se arrepienten y se muestra misericordioso con ellos.
(101) 101. Cuando viajen a lo largo de la Tierra, no cometen falta si realizan dos unidades de oración en lugar de cuatro porque temen un acto de hostilidad de parte de los incrédulos, ya que la aversión de los incrédulos hacia ustedes es un hecho notorio.
(102) 102. Mensajero, cuando estés junto al ejército combatiendo al enemigo y desees conducir la oración de los combatientes, divide las tropas en dos grupos. Un grupo orará contigo sin descuidar sus armas, mientras el otro protege la retaguardia. Cuando el primer grupo haya completado una unidad de la oración detrás del imam, habrá completado su oración y pasará atrás para vigilar al enemigo; el grupo que montaba guardia avanzará y realizará una unidad de la oración detrás del imam, y cuando este termine la oración, los combatientes del segundo grupo completarán las unidades que les restan. Que estén atentos a sus enemigos y dejen junto a ellos sus armas, ya que a los incrédulos les gustaría que descuiden sus armas y atacarlos por sorpresa. Si experimentan inconvenientes como la lluvia, o si están enfermos o algo similar, no cometen falta si dejan a un costado sus armas, pero cuídense de su enemigo lo mejor que puedan. Al-lah tiene reservado para los incrédulos un castigo humillante.
(103) 103. Creyentes, cuando terminen la oración, recuerden a Al-lah con el tasbih (diciendo subhana Llahi, es decir, glorificado sea Al-lah), con el tahmid (diciendo ‘al-hamdu li-Llahi, es decir, alabado sea Al-lah) y con el tahlil (diciendo la ‘ilaha ‘illa Llahu, es decir, no existe otra divinidad más que Al‑lah), y hagan esto cualquiera sea la situación: parados, sentados o recostados de lado. Cuando el temor por un ataque enemigo se disipe y se sientan nuevamente seguros, realicen entonces la oración de manera completa respetando sus pilares, sus obligaciones y sus ritos recomendados, según lo que se les ha ordenado. La oración es para los creyentes una obligación a realizar en horarios determinados y no está permitido aplazarla sin una razón válida. Esta regla general se aplica en el lugar de residencia, pero durante un viaje es posible agrupar las oraciones de a dos y abreviarlas.
(104) 104. Creyentes, no flaqueen y no se desanimen en la lucha con sus enemigos incrédulos, ya que, si ustedes han tenido muertes y heridos entre sus filas, ellos también sufrieron pérdidas. Que la paciencia de ellos no sea superior a la de ustedes, ya que ustedes esperan de Al-lah una recompensa, un apoyo y una ayuda que ellos no esperan. Al-lah conoce mejor que nadie las situaciones de Sus siervos. Él es Sabio en Su gestión y en Sus preceptos.
(105) 105. Mensajero, te hemos revelado el Corán que contiene la verdad para que puedas juzgar en todos los asuntos según lo que Al-lah te ha enseñado e inspirado, y para que no sigas tu pasión y tu parecer personal.
(106) 106. Implora el perdón de Al-lah y que borre tus pecados, ya que Él perdona a aquellos de Sus siervos que se arrepienten ante Él y se muestra misericordioso con ellos.
(107) 107. No tomes partido por los traidores que se afanan en ocultar su deslealtad. Al‑lah no ama a los traidores y los mentirosos.
(108) 108. Cometen pecados alejados de las miradas por temor al qué dirán, pero no temen el juicio de Al-lah aun cuando Él está con ellos, por Su conocimiento y porque nada se Le escapa cuando ellos, a escondidas, traman lo que no Le complace, como cuando defienden a un culpable o acusan a un inocente. Al‑lah conoce todos sus actos, tanto públicos como secretos. Nada se Le escapa y los retribuirá por sus obras.
(109) 109. Ustedes que se preocupan por aquellos que cometen pecados, toman partido por ellos en este mundo para probar su inocencia y evitarles el castigo. ¿Quién defenderá su causa ante Al-lah el Día de la Resurrección, cuando Él sabe quiénes son realmente? ¿Quién será su protector ese día? Es indudable que nadie será capaz de defenderlos.
(110) 110. Si alguien realiza una mala acción o es injusto consigo mismo desobedeciendo a Al-lah, luego implora el perdón de Al-lah reconociendo sus pecados, arrepintiéndose, y resuelve no volver a cometerlos, esta persona puede esperar la clemencia divina. Al-lah perdona los pecados de quien se arrepiente, y se muestra misericordioso con él.
(111) 111. El autor de un pecado, pequeño o grande, es el único que será castigado por ese pecado. Al-lah conoce mejor que nadie los actos de Sus siervos.
(112) 112. Aquel que cometa una falta de manera intencional o un pecado de forma deliberada y luego acuse a un inocente de su propia falta, es culpable de una terrible calumnia y un pecado manifiesto.
(113) 113. Mensajero, sin el favor de Al-lah que te ha hecho infalible, un grupo de aquellos que se traicionan a sí mismos habría intentado extraviarte de la verdad y habrías juzgado sin equidad. Sin embargo, no hicieron, en realidad, más que extraviarse a sí mismos, ya que su intento de extraviarte se volvió contra ellos. Al-lah te ha revelado el Corán y la Sunna y te ha enseñado una guía y una luz que no conocías antes de ser profeta. El favor de Al-lah hacia ti, es decir el don de la profecía y la infalibilidad, es inmenso.
(114) 114. La mayor parte de las palabras que las personas intercambian en secreto son vanas, salvo aquellas que invitan a hacer caridad, un acto recomendado por la religión, o aquellas que sirven para reconciliar a personas en conflicto. Aquel que actúe de esta manera con el objetivo de complacer a Al-lah se verá favorecido con una recompensa inmensa.
(115) 115. Aquel que se oponga al Mensajero, contradiga sus enseñanzas aun cuando la verdad le fue manifestada, y siga una vía diferente a la de los creyentes, lo dejaremos persistir en su extravío y no le facilitaremos el acceso a la verdad, visto que la ha rechazado deliberadamente. Lo haremos entrar al Fuego del Infierno donde arderá eternamente, y qué temible destino es ese.
(116) 116. Al-lah no perdona la adoración de falsos ídolos y condena el politeísmo con una estancia eterna en el Infierno. Sin embargo, Él perdona los pecados menos graves a quien Él quiere, con Su misericordia y Su gracia. Aquel que adore falsos ídolos se desvía de la verdad, ya que iguala al Creador con los seres creados.
(117) 117. Los politeístas adoran e invocan a ídolos a los cuales han dado nombres femeninos, como Al-Lat y Al-’Uzza, pero estos ídolos no tienen el poder de beneficiar ni de perjudicar. En realidad, adoran a un demonio rebelde a la obediencia a Al-lah, que no invita a ningún bien, ya que es él quien les ordenó adorar a los ídolos.
(118) 118. Es por esta razón que Al-lah lo excluyó de Su misericordia. El demonio juró a su Señor que extraviaría a una gran parte de Sus criaturas.
(119) 119. Describió su estrategia con precisión: Los desviaré de Tu camino recto, inspiraré en ellos falsas esperanzas que harán bello su extravío, les sugeriré cortar las orejas de los animales para hacer ilícitas partes que Al-lah ha declarado lícitas y les ordenaré alterar la creación de Al-lah. Queda claro ante tal estrategia que, aquel que obedece a Satán y lo toma por aliado, se desvía profundamente.
(120) 120. Satán hace promesas falsas a las personas y provoca falsas esperanzas. Todo lo que promete es engaño.
(121) 121. Aquellos que siguen los pasos de Satán y obedecen sus falsas promesas morarán en el Infierno, de donde no podrán escapar.
(122) 122. A aquellos que creen en Al-lah y realizan obras piadosas que lo acercan a Él, los haremos entrar a jardines por donde corren ríos donde morarán eternamente. Es una promesa de Al-lah y lo que Él promete es verdad, ya que jamás falta a Su promesa. Nadie es más veraz que Al-lah.
(123) 123. La salvación y el éxito no dependen de lo que ustedes deseen, musulmanes, ni de lo que desee la Gente del Libro. Dependen en realidad de sus acciones. Aquellos de ustedes que obren siguiendo el mal serán retribuidos en consecuencia el Día de la Resurrección. No encontrarán, fuera de Al-lah, ni aliado ni defensor que los salve del castigo.
(124) 124. Sin embargo, aquel, hombre o mujer, que obre siguiendo el bien y como creyente verdadero de Al-lah, figura entre quienes han unido la fe y las buenas obras y entrarán al Paraíso sin que su recompensa sea disminuida en lo más mínimo.
(125) 125. Nadie practica mejor la religión que aquel que se somete a Al-lah en apariencia y en su fuero interno, vive con la única intención de complacer a Al-lah, se muestra bondadoso en sus actos siguiendo lo que Al-lah prescribió y es adepto a la religión de Abraham u, que es el origen de la religión de Mujámmad r; ha rechazado para siempre el politeísmo y la incredulidad para elegir el monoteísmo y la fe. Al-lah distinguió al profeta Abraham u con un amor particular que le profesa solo a él.
(126) 126. Solo a Al-lah pertenece todo lo que contienen los cielos y la Tierra. Al-lah tiene dominio sobre todo por Su conocimiento, Su poder y Su gestión.
(127) 127. Mensajero, te preguntan acerca de las mujeres, sobre sus derechos y deberes. Diles: Al-lah les da una respuesta a esta pregunta y les explica lo que les ha sido expuesto en el Corán respecto a las mujeres huérfanas que están bajo la tutela de ustedes, pero a quienes no les dan la dote ni la herencia que Al-lah les ha impuesto. Ustedes desean casarse con ellas y les prohíben casarse con otros hombres, ya que ambicionan sus riquezas. Al-lah también expone para ustedes los derechos de los niños pequeños: deben entregarles su herencia en el momento oportuno y no ser injustos con ellos apropiándose de sus riquezas. Él les recuerda, además, la obligación de tratar a los huérfanos con equidad, de forma tal que su situación en este mundo y en el Más Allá sea mejor. Aquello que hacen de bueno en beneficio de los huérfanos, Al-lah lo sabe y los retribuirá por ello.
(128) 128. Si una mujer teme que su esposo la desprecie o la maltrate, los cónyuges no cometen falta si se reconcilian. En este caso, la reconciliación es preferible antes que el divorcio, sabiendo que las almas se inclinan a la avidez y la avaricia. Es importante que el esposo se muestre siempre tolerante y bondadoso. Si son bondadosos en toda situación y temen a Al-lah respetando sus mandatos y absteniéndose de lo que ha prohibido, Al-lah sabe perfectamente lo que hacen. Nada se Le escapa y los retribuirá en consecuencia.
(129) 129. Maridos, ustedes no podrán jamás ser completamente justos con sus esposas en el plano de los sentimientos, incluso si se esfuerzan, ya que eso responde a factores externos a su voluntad. Por eso, no abandonen a aquella que no aman a tal punto de dejarla en una situación difícil: ni casada, porque su esposo no cumple con lo que le corresponde por derecho, ni divorciada, dado que no está libre para volver a casarse. Si se reconcilian asumiendo cumplir con aquello que le corresponde por derecho, teman a Al-lah respecto a este tema, Al-lah será entonces Perdonador e Indulgente con ustedes.
(130) 130. Si los esposos se separan a través de un divorcio o una disolución de matrimonio (al-jul’a), Al-lah dará otro compañero a cada uno de ellos en Su extenso favor. Otorgará al esposo una esposa mejor que la anterior y a la mujer un esposo mejor que el anterior. Al-lah posee gracia y misericordia extensa. Él es Sabio en Su gestión y en lo que decreta.
(131) 131. Al-lah es el único que detenta la posesión de lo que contienen los cielos y la Tierra, así como de lo que hay entre ellos. Hemos ordenado a la Gente del Libro (judíos y cristianos), y a ustedes también, acatar los mandatos de Al-lah y abstenerse de aquello que Él ha prohibido. Si reniegan de esta orden, solo se perjudican a ustedes mismos, ya que Al-lah no tiene necesidad de que Le obedezcan: Él posee lo que contienen los cielos y la Tierra. Él no necesita a ninguna de Sus criaturas y es merecedor de alabanza por todos Sus atributos y sus actos.
(132) 132. Únicamente a Al-lah pertenece lo que contienen los cielos y la Tierra, Él es Aquel que merece ser obedecido. Al-lah es suficiente supervisor de los asuntos de Sus criaturas.
(133) 133. Seres humanos, si Él lo hubiera querido, los habría hecho desaparecer y habrían sido reemplazados por otras criaturas que obedecieran a Al-lah y jamás Le desobedecieran. Eso no representa ninguna dificultad para Al-lah.
(134) 134. Seres humanos, aquellos de ustedes que busquen a través de sus obras obtener la recompensa en este mundo, sepan que Al-lah tiene en sus manos la recompensa de este mundo y del Más Allá. Diríjanse entonces a Él para pedir ambas recompensas. Al-lah escucha sus palabras, observa sus actos, y los retribuirá en función de ellos.
(135) 135. Ustedes que creen en Al-lah y siguen a Su Mensajero, sean siempre equitativos y sean testigos honestos con todas las personas, incluso si eso implica reconocer equivocaciones propias o poner en tela de juicio a familiares suyos. Que la pobreza o riqueza del interesado no influyan en su testimonio, ya que Al-lah conoce mejor que ustedes cuál es el interés del rico y del pobre. Por lo tanto, no sigan sus pasiones cuando se trate de dar testimonio, para no desviarse de la verdad. Si cometen una falta en su calidad de testigos, ya sea porque no testifican apropiadamente o porque se niegan a testificar, Al-lah está al tanto de todo lo que hacen.
(136) 136. Ustedes que creen, permanezcan firmes en su fe en Al-lah, en Su Mensajero, en el Corán que Él ha revelado a Su Mensajero y en los libros que reveló a los otros mensajeros antes que él. Aquel que no cree en Al-lah, en Sus ángeles, en Sus libros, en Sus mensajeros ni en el Último Día, se aleja notablemente del camino recto.
(137) 137. A aquellos que en repetidas ocasiones han dejado de creer en Al-lah después de haber creído, y luego han persistido en esta actitud hasta finalmente morir en la incredulidad, Al-lah no les perdonará sus pecados ni les facilitará el acceso al camino recto que conduce a Él.
(138) 138. Mensajero, anuncia a los hipócritas que ostentan los atributos de la fe y ocultan al mismo tiempo la incredulidad agazapada en sus corazones, que recibirán de parte de Al-lah un castigo doloroso el Día de la Resurrección.
(139) 139. Serán castigados, ya que recurrieron al auxilio y la protección de los incrédulos en lugar de buscar la ayuda de los creyentes. Haber elegido semejante alianza es realmente sorprendente. ¿Piensan encontrar en ellos la fuerza y el poder que les permitirá volverse más importantes? En realidad, la fuerza y el poder pertenecen por entero a Al-lah.
(140) 140. Creyentes, Al-lah les ha revelado en el Noble Corán que, cuando estén en una reunión y escuchen a alguien desdeñar las aleyas de Al-lah y burlarse de ellas, ustedes deben retirarse de ese lugar hasta que la discusión cambie de tema. Si continúan frecuentando a las personas que no creen y desprecian las aleyas de Al-lah, serán entonces semejantes a ellas ya que, como dichas personas, se enfrentan a Al-lah y Le desobedecen al continuar frecuentándolas mientras que ellas Le desobedecen al no creer en Él. Al-lah reunirá a los hipócritas (aquellos que hacen creer que son musulmanes y ocultan su incredulidad) con los incrédulos en el Fuego del Infierno el Día de la Resurrección.
(141) 141. Estas personas esperan a ver cómo evoluciona la situación. Si Al-lah les da la victoria a ustedes y les otorga el botín, están deseosos de obtener ellos también una parte del botín y les dicen: “¿Acaso no estuvimos con ustedes y no participamos de sus esfuerzos?” Pero si son los incrédulos los que resultan victoriosos, les dicen: “¿No nos hemos preocupado por ustedes y estado a su entera disposición? ¿No los hemos socorrido y protegido de los creyentes, desmoralizándolos?” Al-lah zanjará las diferencias entre ustedes el Día de la Resurrección. Retribuirá a los creyentes haciéndolos entrar al Paraíso y retribuirá a los hipócritas arrojándolos en la fosa más profunda del Infierno. Por Su gracia, Al-lah no permitirá que los incrédulos dominen a los musulmanes. Por el contrario, acordará un desenlace favorable a los creyentes.
(142) 142. Los hipócritas quieren engañar a Al-lah aparentando que son musulmanes y ocultando su incredulidad, pero es Él quien los engaña, ya que ha declarado sus vidas sagradas conociendo su incredulidad y les prepara el más severo de los castigos en el Más Allá. Cuando se levantan para realizar la oración, lo hacen con pereza y reticencia, y raramente recuerdan a Al-lah, solo al ver a otros creyentes.
(143) 143. Los hipócritas están indecisos y desconcertados. No están completamente con los creyentes, ni completamente con los incrédulos. Están en apariencia con los creyentes, pero están con los incrédulos en su fuero interno. Para aquel a quien Al-lah extravía, no encontrarás, Mensajero, ningún medio que lo saque de su extravío.
(144) 144. Ustedes que creen en Al-lah y siguen a Su Mensajero, no tomen como aliados a los incrédulos en lugar de hacerlo con los creyentes. ¿Pretenden con este comportamiento dar argumentos evidentes que provoquen el castigo de Al‑lah?
(145) 145. Al-lah pondrá a los hipócritas en el lugar más profundo del Fuego el Día de la Resurrección y no encontrarás ningún defensor capaz que pueda evitarles el castigo.
(146) 146. Excepto aquellos que regresen a Al-lah arrepentidos de su hipocresía, se rectifiquen en su fuero interno, se vuelvan fieles al pacto de Al-lah y Le dediquen sus obras exclusivamente a Él, sin ostentación alguna. Esos estarán con los creyentes en este mundo y en el Más Allá, y Al-lah concederá a los creyentes una recompensa inmensa.
(147) 147. Al-lah no tiene ningún deseo de castigarlos si Le son agradecidos y creen en Él, ya que Él es el Bondadoso y el Misericordioso. Él solo los castiga por los pecados que cometen. Si mejoran sus obras, son agradecidos por Sus favores y creen en Él en apariencia y en su fuero interno, Él no los castigará. Al-lah sabe reconocer a aquellos que agradecen Sus favores y les dará por ello una recompensa inmensa. Nadie sabe reconocer mejor que Él la fe de Sus criaturas, y retribuirá a cada uno en función de sus obras.
(148) 148. A Al-lah no Le agrada que profiramos palabras malintencionadas. Lo detesta y advierte con castigar este comportamiento. Sin embargo, está permitido a quien ha sufrido una injusticia expresarse de manera negativa a fin de quejarse respecto de aquel que ha sido injusto con él, invocar a Al-lah contra esa persona y responderle usando los mismos términos que el otro usó. No obstante, la paciencia es preferible al hecho de proferir palabras negativas. Al‑lah escucha todo lo que dicen y conoce mejor que nadie sus intenciones. Cuídense de las palabras mal intencionadas y de su finalidad.
(149) 149. Toda buena acción que realicen, ya sea un gesto o una palabra, en público o en privado, o cuando perdonan a aquellos que los ofendieron, sepan que Al-lah absuelve los pecados y es omnipotente. Perdonen las faltas que otros cometen con ustedes, y tal vez Al-lah absolverá sus propios pecados.
(150) 150. Aquellos que no creen en Al-lah y en Sus mensajeros, y pretender hacer una diferencia entre Al-lah y Sus mensajeros (al creer en Él, pero rechazar a Sus mensajeros) dicen: “Creemos en algunos mensajeros, pero no creemos en otros,” y quieren tomar una vía intermedia entre la fe y la incredulidad, creyendo que los llevará a la salvación.
(151) 151. Aquellos que toman esta vía son verdaderos incrédulos, ya que aquel que no cree en todos los mensajeros y cree en algunos solamente, en realidad no cree en Al-lah y en Su Mensajero. Hemos preparado para los incrédulos un castigo humillante el Día de la Resurrección, a fin de castigarlos por no haber creído en Al-lah y en Sus mensajeros.
(152) 152. En cuanto a aquellos que creen en Al-lah, afirman su Unicidad y no idolatran falsos ídolos, y reconocen a todos los mensajeros, nosotros tenemos para ellos una recompensa inmensa por su fe y las buenas obras que han realizado. Al‑lah perdona a aquellos de Sus siervos que se arrepienten y se muestra misericordioso con ellos.
(153) 153. Mensajero, los judíos te piden que hagas descender para ellos un libro del cielo de una sola vez, tal como le habían pedido anteriormente a Moisés, como signo de veracidad. No te sorprendas de su actitud, ya que sus ancestros formularon un pedido más presuntuoso aún a Moisés cuando le pidieron que les mostrara a Al-lah a plena vista. Ellos fueron fulminados como castigo, luego Al-lah los hizo revivir, pero comenzaron a adorar al becerro en lugar de Al-lah a pesar de los signos claros que se les había dado respecto a la Unicidad de Al-lah, Su Divinidad y Su Señorío. Nosotros borramos sus pecados y luego dimos a Moisés u un argumento evidente contra su pueblo.
(154) 154. Elevamos la montaña frente a sus ojos para atemorizarlos y así obtener de ellos el cumplimiento del compromiso asumido, y les dijimos: “Entren por la puerta de Jerusalén, prostérnense con la cabeza baja.” Pero ellos lo hicieron arrastrándose sobre sus espaldas. También les habíamos dicho: “No desobedezcan los mandatos pecando durante el sábado.” Pero ellos desobedecieron de todas formas y no respetaron el sábado. Nosotros habíamos obtenido de ellos un compromiso firme y solemne de respetar todo lo dicho, pero ellos violaron ese pacto.
(155) 155. Los hemos excluido de nuestra misericordia por haber violado el pacto solemne que habían sellado, por no haber creído en las aleyas de Al-lah, por haber osado matar a los profetas y por haber dicho a Mujámmad r: “Nuestros corazones están cerrados y no podemos comprender lo que dices.” No es verdad. Es Al-lah quien ha sellado sus corazones a aquellos a quienes ningún bien les llega. No tendrán más que una fe débil que no les será útil.
(156) 156. Los hemos excluido de nuestra misericordia por su incredulidad y la acusación falsa y calumniosa de fornicación que profirieron contra María.
(157) 157. Los hemos maldecido por jactarse de haber matado al Mesías, Jesús hijo de María, Mensajero de Al-lah. Pero no es más que una mentira: no lo han matado como pretendían, ni lo han crucificado, sino que mataron a otro hombre que Al-lah hizo que se pareciera a Jesús. Lo crucificaron pensando que crucificaban a Jesús. Los judíos que les entregaron a Jesús y que pretenden haberlo matado están desconcertados e indecisos respecto al tema. No tienen certeza, no hacen sino seguir una conjetura. Sin embargo, la conjetura no reemplaza a la verdad. Ellos no han matado a Jesús y ciertamente no lo han crucificado.
(158) 158. Al-lah lo salvó de su conspiración y lo elevó en cuerpo y espíritu junto a Él. Al-lah es Poderoso en Su Reino y nadie se Le opone. Él es Sabio en Su gestión, Sus Decretos y Sus leyes.
(159) 159. La Gente del Libro creerá en Jesús u una vez que regrese, en el Fin de los Tiempos, y antes de que él muera. El Día de la Resurrección, Jesús testificará por sus actos, los actos de aquellos que se ajustaron a la religión y los de aquellos que la contravinieron.
(160) 160. Para castigar a los judíos por las faltas que han cometido, hemos declarado ilícitos para ellos algunos alimentos que antes les eran lícitos. Hemos hecho ilícito el consumo de la carne de animales con garras, así como la grasa de bovinos y ovinos, salvo la grasa situada en el lomo. Esto, para castigarlos por haberse desviado de la vía de Al-lah y haber desviado a otros hombres, al punto que el extravío se ha vuelto una de sus características.
(161) 161. Por otra parte, practican la usura a pesar de la prohibición divina y despojan injustamente a las personas de sus bienes. Hemos preparado para los incrédulos un castigo doloroso.
(162) 162. Pero aquellos entre los judíos que permanezcan firmes y dominen la ciencia religiosa, así como los creyentes dan crédito al Corán que te ha revelado Al-lah, Mensajero, y dan asimismo crédito a los libros revelados a los mensajeros que te han precedido, como la Torá y el Evangelio, realizan la oración, entregan el zakat de sus bienes, creen en Al-lah como Al-lah único y creen en el Día de la Resurrección. A estos daremos una recompensa inmensa.
(163) 163. Mensajero, hemos descendido la revelación sobre ti, como lo hicimos con los profetas que te precedieron. No eres diferente a ellos. En efecto, descendimos la Revelación sobre Noé y sobre los profetas que lo sucedieron. Descendimos la revelación sobre Abraham y sus dos hijos, Ismael e Isaac, sobre Jacob, hijo de Isaac, sobre las Tribus, es decir sobre los profetas de las doce tribus de Israel de la descendencia de Jacob, y revelamos los Salmos a David.
(164) 164. Hemos enviado mensajeros cuyas historias te narramos en el Corán y también hemos enviado mensajeros cuyas historias no te hemos contado. No los hemos mencionado por una razón determinada. Al-lah resalta que habló a Moisés u sin intermediario y con Su propia voz, acorde a Su divinidad, para honrar a este profeta.
(165) 165. Los hemos enviado para que anuncien la generosa recompensa que recibirán los que creen en Al-lah, y también para que amonesten a quienes no creen en Él y les adviertan del doloroso castigo del que serán merecedores, y así los seres humanos no tengan ningún pretexto para justificar su negligencia. Al-lah es Poderoso en Su Reino y Sabio en Sus Decretos.
(166) 166. Si los judíos descreen de ti, Al-lah es garante de la veracidad del Corán que Él te ha revelado, Mensajero. Él ha revelado allí una parte de Su sabiduría que quiere divulgar entre Sus siervos: lo que Él ama, acepta, detesta o rechaza. Además del testimonio de Al-lah, también los ángeles dan testimonio de la veracidad de tu mensaje. Aunque el testimonio de Al-lah basta y cualquier otro testimonio es superfluo.
(167) 167. Aquellos que no creen en la Profecía y desvían a las personas del Islam, se alejan considerablemente de la verdad.
(168) 168. A aquellos que no creyeron en Al-lah y Sus mensajeros, y son injustos con ellos mismos por su persistencia en la incredulidad, Al-lah no está dispuesto a perdonarles su apego a la incredulidad, ni a guiarlos hacia un camino que los salve de Su castigo.
(169) 169. Solo los guiará hacia el camino que lleva al Infierno, donde habitarán eternamente. Eso es fácil para Al-lah, ya que nada es imposible para Él.
(170) 170. Seres humanos, el mensajero Mujámmad r les ha traído la guía y la religión auténtica de parte de Al-lah. Crean entonces en su mensaje y eso será bueno para ustedes en este mundo y en el Más Allá, pero si no creen, sepan que Al‑lah no necesita de su fe, y su incredulidad no Lo perjudica, ya que Él posee lo que contienen los cielos y la Tierra y lo que existe entre ambos. Al-lah sabe bien quién merece ser guiado y quién no; al primero, le facilita el acceso a la verdad; al segundo, se lo niega. Él es Sabio en Sus palabras, Sus actos, Sus leyes y Sus decretos.
(171) 171. Mensajero, di a los cristianos, los adeptos del Evangelio: No trasgredan los límites de su religión y solo digan la verdad sobre Al-lah y sobre Jesús hijo de María. En efecto, el Mesías, Jesús hijo de María, es un mensajero que Al-lah envió con la verdad. Al‑lah lo ha creado con Su palabra, la cual envió a María a través del ángel Gabriel: “kun” (sé) y Jesús fue. Esta palabra fue infundida por Gabriel por orden de Al-lah. Por lo tanto, crean en Al-lah y en todos Sus mensajeros, sin hacer distinción entre ellos, y no digan: “Al-lah es una trinidad.” Dejen de pronunciar estas palabras falsas y sin validez, eso será mejor para ustedes en este mundo y en el Más Allá. Al-lah no es más que un solo Al-lah. No deben asociarse a Él otros dioses y no es propio de Él tener un hijo. Él está por encima de todo eso, ya que Él posee los cielos, la Tierra y lo que ellos contienen. A todo lo que existe en los cielos y la Tierra le basta que Al-lah sea su administrador y regente.
(172) 172. Jesús u no reniega de ser un servidor de Al-lah, tampoco los ángeles, con los que Al-lah se ha rodeado y cuyo rango ha elevado, reniegan de ser Sus siervos. ¿Cómo hacen ustedes de Jesús un dios y cómo los politeístas hacen de los ángeles divinidades? Cualquiera que se niegue y desdeñe adorar a Al-lah, que sepa que Al-lah reunirá a todas las criaturas el Día de la Resurrección, y que retribuirá a cada uno según lo merezca.
(173) 173. A aquellos que creyeron en Al-lah, depositaron su fe en las enseñanzas de Sus mensajeros y realizaron obras piadosas exclusivamente por Al-lah en conformidad con lo que Él prescribió, Al-lah les otorgará la recompensa completa por sus obras y añadirá aún más por Su gracia y Su bondad. En cuanto a aquellos que se negaron a adorar a Al-lah y obedecerle, con un desdén inspirado por su orgullo, Él les hará sufrir un castigo doloroso y no encontrarán fuera de Él aliado ni defensor que los salve del castigo.
(174) 174. Seres humanos, Al-lah les aporta un argumento claro que vuelve vana toda excusa y disipa las ambigüedades. Este argumento es Mujámmad r, a quien hemos revelado una luz resplandeciente: el Corán.
(175) 175. Con aquellos que creen en Al-lah y se aferran al Corán que Él reveló al Profeta, Al-lah será misericordioso y los hará entrar al Paraíso, aumentará su recompensa, elevará su rango y les facilitará el acceso al camino recto que no posee ninguna tortuosidad. Esta vía recta es la que conduce a los Jardines del Edén.
(176) 176. Mensajero, te piden que emitas un juicio respecto a la herencia de aquel que muere sin dejar padres ni hijos. Diles: Al-lah les explica su sentencia al respecto; si alguien muere sin dejar tras de sí padres ni progenie, pero tiene una hermana, ya sea del mismo padre y madre o únicamente del mismo padre, a ella le corresponde la mitad del patrimonio como heredera forzosa, mientras que el hermano del difunto, ya sea del mismo padre y madre o únicamente del mismo padre, hereda el resto en su carácter de pariente por vía paterna, si es que no existe otro heredero forzoso. Si existe otro heredero forzoso, el hermano del difunto hereda lo que resta, luego de que este heredero reciba su parte. Si el difunto tiene varias hermanas, dos o más, ya sean del mismo padre y madre o únicamente del mismo padre, ellas heredan dos tercios en tanto herederas universales. El conjunto de hermanos y hermanas, ya sean del mismo padre y madre o únicamente del mismo padre, heredan todos en su carácter de parientes por vía paterna, respetando siempre la regla que estipula que la parte del hombre es igual a dos veces la de la mujer. Al-lah les explica este precepto correspondiente a estos casos, así como otros relacionadas con la herencia, para que no se desvíen. Al-lah lo sabe todo y nada se Le escapa.